Feliz


En su afán por ser feliz, rompió unos cuantos platos para aplicar la técnica japonesa del kintsugi que aprendió en los reels de instagram.
Decidida a ser feliz, se concentró en el aquí y ahora y soltó, abrazó, transitó  y se refregó  con esmero todas las palabras de moda de la New Wave de la felicidad individual.
Sé  feliz carajo, se dijo a sí misma y puso en penitencia a su niño interior  porque le arruinó el futuro.
Sé feliz, aulló en la noche intoxicada de ver tantas ficciones ajenas en la pantalla de su teléfono y escribió su último post:
“Ser feliz es un privilegio de clase que no quiero permitirme”.
b.g.(diciembre2022)

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