EMOCIONES NUEVAS



Me sacudo las horas de vigilia inútil
y salgo a la luz a buscar pistas,
pruebas vitales para saber que existo.
Cuento los pasos que abandono en la vereda
y calculo cuántos más me hacen falta para llegar a ningún lado.
Respiro profundamente y me imagino:
presa de una máquina perfecta que sin consultarme
me da aire y exije sangre para mis venas.
Me recuesto en una calle cualquiera
veo el cielo apuñalado de antenas
y comprendo que sin saber por qué
yo amo a esta pobre ciudad superpoblada,
me siento capaz de dejarme atropellar
para regarla con mi cuerpo
y que nazcan flores
abonadas con mi anónima tragedia.

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