Lo que queda para siempre ( el regalo que nos dejan nuestros muertos)
Porque hace falta valor
para seguir viviendo
y ser, incluso, de vez en cuando feliz,
hace falta paciencia y humildad para poner a salvo
en un lugar en paz
tranquilo y bello
a nuestros muertos más queridos: los irreemplazables,
los que nos negamos a olvidar,
aunque ni
siquiera estemos seguros
si es verdad que nos miran y nos acompañan o nos esperan
en ese lugar que algunos llaman cielo,
aunque esto signifique decir su nombre al viento, a solas, desesperados y tristes
y llorar cada vez, desconsolados, así pasen diez, veinte ¡tantos años!,
si es verdad que nos miran y nos acompañan o nos esperan
en ese lugar que algunos llaman cielo,
aunque esto signifique decir su nombre al viento, a solas, desesperados y tristes
y llorar cada vez, desconsolados, así pasen diez, veinte ¡tantos años!,
porque esos tan
amados
ya son solo aire, cenizas, tiempo.
Y sin embargo
cómo es que la luz
- ya nunca mas la sombra-
el tibio recuerdo de los abrazos,
ya son solo aire, cenizas, tiempo.
Y sin embargo
cómo es que la luz
- ya nunca mas la sombra-
el tibio recuerdo de los abrazos,
el sonido de
las risas, de ciertas palabras dichas,
sobreviven intactas
frágiles y enteras
la memoria de los que se nos fueron
y eso, esas ausencias,
nos definen de otra manera
mas rica y mas completa: para siempre.
Y así como nos hace dolernos de todo lo perdido,
inevitablemente,
también nos hace nuevos,
por obra y gracia de ellos, mejores.sobreviven intactas
frágiles y enteras
la memoria de los que se nos fueron
y eso, esas ausencias,
nos definen de otra manera
mas rica y mas completa: para siempre.
Y así como nos hace dolernos de todo lo perdido,
inevitablemente,
también nos hace nuevos,
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