Corazones rotos


Pero, te digo, está vivo el que resiste.
Y te olvidas- aunque parecía imposible- en un momento
De la ausencia que te habita, como una luz lejana
Pero tan cerca y tan adentro.
Vivir la vida de los muertos.
Reír, amar, bailar.
Esperar con toda la alegría disponible
A que la hora de las horas llegue con premura.
Lamentar lo que no ha sido, bendecir lo sucedido,
Tener una extraña especie de nostalgia
De un futuro imposible, imaginario,
Y un poco de felicidad y un poco de tristeza en la memoria.
Una sonrisa que nos pertenece para siempre, indeleble.
La amargura de algunas palabras mal dichas.
El amor y el desamor,
La estupidez de haber vivido como si no existiera la muerte,
Y que cuando la muerte vino, ya todo es demasiado tarde.
Pero quien nos quita lo mucho que nos hemos querido.
En honor a esto,
Al amor que nunca muere,
Todo se trata- como siempre-
De seguir amando.

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