Perfomance

Performance

Bajo el cielo mas celeste, Buenos Aires venia presumiendo de su lado más amable. Mi hermana y yo legamos al MALBA a pie, atravesando la Recoleta, bajando por Libertador  rumbo al oeste por Figueroa Alcorta.
El Museo de Arte Latino Americano es un gesto moderno y de buen gusto, digo yo, más lindo por dentro que por fuera. Un par de cajas blancas el exterior ,escaleras eléctricas, cristal y muchas paredes blancas el interior.
Veníamos mi hermana y yo mirando la primera sala, diciendo cosas como “quelopario Constantini, que colección con fundamento!” Cuando de repente una chica con uniforme de vigilanta, muy flaca y estilosa, se larga a cantar a capela ,mientras se pasea con los brazos cruzados a la espalda, con pasitos lentos de vigilanta de museo, pero cantando muy hermosamente, con una voz como de sirena que te va atrapando con su canto y allá vamos mi hermana y yo acercándonos como sin querer queriendo cuando ya estamos muy cerca y comprobamos que sí, que es una chica con uniforme de guarda de seguridad y que efectivamente sin ningún artilugio de por medio está cantando muy hermosamente y cuando ya estamos a tiro de su mirada nos mira fijamente, deja de cantar y declama una frase que no me acuerdo pero era muy profunda e inútil a la vez, o sea: arte.
Y mi hermana me dice “es una performance”.
Entonces entre sorprendidas y ya un poco recelosas, seguimos el recorrido mirando con más atención, a ver si nos salen con otra sorpresa. Caminando por un pasillo hacia la próxima sala, interrumpimos a una chica joven que con mucha desenvoltura les habla desde una tarima con micrófono  a un grupito de turistas en ingles .Pasamos por entremedio, porque no hay de otra, y la chica interrumpe su relato para decir “pasen nomas señoras” y nos apuramos para no molestar pero la próxima sala está siendo parece ser remodelada: plásticos en el piso, escaleras y andamios y un pintor de brocha gorda pintando de blanco la sala blanca.”Ay!perdon” dice ella o digo yo y reculamos un poco confundidas porque de retroceder estaríamos pasando otra vez entre medio de la chica en la tarima con micrófono y el grupo de turistas cuando nos sale al paso otra vigilanta, que no canta, y es como mas gordita y se le nota enseguida que es verdadera y nos dice “si quieren pasen chicas” señalando la sala en remodelación y entonces con suspicacia le pregunto “es una perfomance o están pintando?” y ella me dice con una sonrisita algo cansada “y…un poco las dos cosas”, pero entendemos que hay que pasar por ahí y entramos a la sala blanca que está siendo pintada de blanco diciendo las dos a la vez “permisooo” como cuando uno interrumpe a un trabajador y mi hermana me dice además por lo bajo “mira! De paso que remodelan la sala se hacen una performance” y empezamos a divagar entre risas de todo lo que se podría convertir en performance y en esas estamos, riendo de nuestras ocurrencias, cuando ya estamos mirando otra pared en la próxima sala, que también esta vacía, salvo por dos personas, un pareja joven y prospera que esta parada leyendo un texto que aparece proyectado en la pared y que va describiendo lo que vemos: una pareja joven y prospera mira la pared.”Zas!-dice mi hermana-otra performance” .Me doy vuelta y veo en el rincón más alejado de la sala a un muchacho que mira  a la gente -la pareja prospera que ya se va yendo y a nosotras- y va escribiendo en una laptop lo que aparece proyectado en la pared y seguimos cuchicheando mi hermana y yo tapándonos la boca y riendo cuando leemos: dos mujeres de mediana edad se llevan la mano a la boca y se rien diciendo “que horror!” y nos damos cuenta –con horror- que estamos siendo parte de la perfomance  y nos da un poco de nervios, porque así somos mi hermana y yo :no nos gusta que nos presionen.
Salimos medio apuradas de la sala del texto en la pared, como para no darle más letra al muchacho que mira y escribe, no sea cosa que nos adivine un pensamiento privado o nos invente otra definición y vamos   a dar a otra sala blanca que esta medio garabateada con una escritura apretada y concisa, que de lejos parecen palitos de escritura china pero de más cerca vemos que son números y nombres cuando se acerca  un joven con cara de común y corriente y le pregunta a mi hermana, que usa reloj en la muñeca izquierda, la hora y mi hermana le responde precisa y amablemente “la unacuarentaycinco”.El muchacho se aleja hacia la pared más cercana  sacando un marcador de punta gruesa de su saco azul y anota 1:45 y se vuelve hacia nosotras que sin darnos cuenta lo fuimos siguiendo hasta la pared para ver que hacía y le pregunta a mi hermana como se llama.”Marina” dice mi hermana-levantando una ceja- y el muchacho escribe con letras cuadraditas y uniformes MARINA al lado del 1:45.
Entonces yo, poco acostumbrada a ser ignorada, le pregunto si toda la gente que entra es anotada y el chico me dice muy serio “algunos si y otros no. No es nada personal” y me hace reír porque me suena a lección de psicoanálisis al paso y no sé si mi hermana o yo ,que ya nos estamos yendo, decimos en voz alta “Cuantas perfomances!” y empezamos a caminar las dos más rápido mirando para todas partes tratando de descubrir a tiempo otras posibles performances para esquivarlas a tiempo. Porque así somos mi hermana y yo: no nos gusta que nos obliguen a hacer cosas que no queremos.
Pasamos a una sala más pequeña donde parece no haber peligro de ser perfomanceadas, ya que se trata más bien de una instalación viviente, donde un chico joven esta  colgado de muchos hilos y poleas como una marioneta cuyo aliento y los mínimos movimientos de su cuerpo casi inmóvil, pero vivo, mueven muy sutilmente todo tipo de objetos que van de los piolines que lo atan a las poleas y que están desparramados por la sala: una pluma, un teléfono, un vasito de plástico y muchas cosas más, como si el universo de cosas dependiera de su cuerpo y su cuerpo fuera prisionera de esas cosas .Lo admiramos unos segundos y estamos retrocediendo sin que haga falta que comentemos nada, porque las dos estamos pensando lo mismo: no queremos pasar por la próxima performance que ya se vislumbra allá, mas lejos en la próxima sala y que es una formación coreográfica de una diez personas, hombres y mujeres, enganchados de los brazos como bailarines de can can pero marchando a ritmo militar que bloquean un ambiente redondo que es el paso obligado hacia la próxima sala .Entonces mi hermana y yo nos miramos y sin hablar nos entendemos y tratamos de volver sobre nuestros pasos cuando un hombre que podría ser un espectador cualquiera pero nuestro ojo ya muy alerta nos dice que es también de performance, nos dice muy suavemente y como casual que si queremos podemos pasar por allí, por el medio de los marchantes marciales que no solo bloquean el único paso con su coreografía, sino que te miran intensamente como queriendo provocarte una sensación y mi hermana y yo decimos a la vez:”no gracias!” y damos media vuelta muy decididamente a no dejarnos perfomancear, porque a mi hermana y yo insistimos en tener nuestras propias emociones.
Pero ete aquí que nos sale al paso otra vigilanta que enseguida detectamos como verdadera-con sueldo fijo por asi decir- que directamente nos explica que no es posible volver por nuestros pasos, que a huevo hay que seguir el recorrido y con una sonrisa comprensiva, como si a ella también le diera fiaca tanta performance, nos dice “y pasen chicas.., pasen por el medio que no pasa nada” y nos sonríe con una simpatía que no es perfomance sino como verdadera.
Mi hermana y yo nos armamos de coraje y adoptando el mismo pasito de marcha militar-porque si estamos obligadas a perfomancear como dos pelotudas en público, lo haremos bien-entramos a la performance, como quien entra a una puerta giratoria de hotel y poniendo mucha atención para no quedar atrapadas en el sinfín de la vuelta, logramos salir airosas a pesar de.
Y cuando estamos fuera mi hermana dice con algo de desolación en la voz “para allá sigue el museo, pero estoy un poco agobiada de tanta performance” a lo que yo casi sin dejarla terminar le contesto “salgamos de acá! No doy más!” y vemos con espanto que transgrediendo la regla del recorrido estamos obligadas a pasar por entremedio de la chica en la tarima con micrófono que ahora está haciendo un stand-up en argentino de barrio  a otro grupito que agarro desprevenido y pasamos igual sin pedir disculpas ni nada cuando nos dice muy irónicamente “ah! Otra vez las señoras estas! pueden quedarse si quieren” y mi hermana y yo la miramos y le decimos a la vez mientras improvisamos al unísono un pasito militar “No! Si Nosotros también somos una performance” y bajamos casi corriendo la escalera eléctrica rumbo a la salida.
Bg.

Buenos Aires, Mayo 2015

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares