Otra vez el mismo cuento chino


Otra vez el mismo cuento chino
(la falacia de la Edad de Oro)

A veces creo que las revistas de mujeres trabajan para mi, exclusivamente, y es que ahora que cumplí 50 resulta que sigue siendo la "mejor edad", y según ellas, ahora sí que se puso bueno el asunto, y el sexo es mejor que nunca y el aspecto puede mejorarse a niveles madonianos  o cualquiera de esas cincuentonas que aparecen radiantes desde el papel couche (y que aguante Photoshop, el mago).
Pero tengo sospechas muy paranoicas: lo mismo me dijeron a los 20, a los 30 y a los 40. Y me pregunto si es que todavía sigo siendo parte del segmento consumidor que no quieren perder todas las compañías de cosméticos (y que se ponen cada vez mas caros, a medida que cumplimos décadas).
Y me revienta un poco, la verdad. Porque ya quisiera yo que no me sigan presionando con la monserga de ser la Chica de Oro, cansada de que nadie tenga en cuenta la honradez de mis arrugas, ganadas a fuerza de vivir, que nadie celebre mi culo caído con honor en la batalla de la vida y mi innegable presbicia, cada vez peor a fuerza de leer libros (que no pasquines).
No, las revistas pretenden que no importa cuanto esfuerzo (y dinero)me cueste: tengo la obligación de ser mas fantástica que nunca. Y es cansador.
Y al mismo tiempo, con la perversidad que caracteriza a nuestra sociedad contemporánea, las jóvenes y los jóvenes siguen siendo el modelo a seguir: esos músculos, esa firmeza, ese brillo. Entonces es como obligarnos a seguir en carrera, teniendo como ejemplo esos modelos veinteañeros  que promocionan cremas y potingues que ellos no necesitan y que nosotros compramos,  completamente engañados, como vampiros sorbiendo la juventud directamente del lustroso papel de las revistas de lujo.
Y aunque se que envejecer no tiene nada de lindo, por un momento me creo que estos 50 son, al fin , la edad de oro y caigo una y otra vez en la trampa y hago mas ejercicio, como menos, me encremo mañana, tarde y noche y me gasto lo que no tengo en el último descubrimiento de la ciencia, que me promete revivir mis células muertas, arrasar con mi celulitis, sujetar mis partes caídas, y tantas promesas más, pero si realmente fuera cierto que estos dichosos 50 son la neta del planeta, no me harían ninguna falta.
Así que háganme el favor de dejarme en paz, al menos cuando cumpla los 60 y no se les ocurra someterme a esta tortura de querer conservar algo que minuto a minuto se nos escapa, a luchar esta batalla que inevitablemente esta de antemano perdida, como dice mi hermana la sabia.
Pero si alguien inventa una máquina que me permita recuperar todo lo que perdí por el camino, me avisan que en ese caso me anoto inmediatamente en la lista de espera.
bg











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